Desde tiempos ancestrales al ser humano le ha interesado el fuego y más aun el asado al fuego.
A todos nos encanta ese humillo que va saliendo arrastrando el aroma de un buen pescado o un buen chuletón cuando lo cocinamos a fuego de brasas.
La lumbre, es parte de nuestra vida. Todo el mundo a estado junto a un fuego conversando o viendo como se cocinaba algo directamente sobre él, junto a él o a traves de un caldero u otro utensilio.
Por más que persigamos el encontrar un sabor igual, ninguno nos reconfortará tanto como el sabor de una pieza pasada por las brasas.
Despertemos ese lado primitivo que todos llevamos encima. Démonos el gustazo.